Pieles, qué cojones nos pasa

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Cartel de la película, censurado por Instagram (WTF?)

Artículo libre de spoilers.

Sí, vengo a contarlo en exclusiva, sí, la he visto antes que todos vosotros y sí, de manera no sólo muy legal, sino que muy privilegiada. He tenido la suerte de formar parte de la organización de la tercera edición del Amsterdam Spanish Film Festival como voluntaria, y he visto Pieles. En un cine alucinante, con coloquio incluido con la persona tan interesante que es Edu Casanova, y rodeada de público holandés y español. Y todo lo que viene a continuación lo digo a título totalmente individual, que el festival ya se acabó.

No sé bien por dónde empezar porque Pieles es algo que nunca hemos visto en España. O yo, al menos. No se parece a nada. Pieles es una película que más de uno consideraría demasiado explícita, escatológica o… yo qué sé, rara de ver, diferente, sin spoilers, pero es que Ana Polvorosa tiene un ano en la cara, de la manera más literal, con sus pelitos y su todo. Es que Candela Peña tiene media cara deformada y Macarena Gómez no tiene ojos. En el sentido más literal. Y esto, pues no lo hemos visto mucho en pantalla grande y de esta manera, así, todos juntos, a lo loco, sin filtros, todo a la vez. Una película sobre gente deforme, con gente deforme, y encima exagerando, llevándolo todo al extremo. No estamos acostumbrados a ver esto. Choca. Y atrapa. Y me gusta que me pongan a prueba para ver cómo reacciono ante imágenes que no he visto nunca pero que no considero desagradables, sino simplemente extrañas. Ahí lo bonito, ahí lo que me conquista, lo diferente, lo raro, el atrevimiento de un valiente que viene dispuesto a salirse de todo lo establecido. Ese es el maravilloso riesgo que ha corrido el joven Edu Casanova: la línea que separa la chorrada de la genialidad, la línea que separa lo ridículo de lo profundo es muy fina, y ha sabido quedarse en el lado bueno, y eso es muy muy difícil, sobre todo en un país donde se arriesga poquito en lo audiovisual, y menos si eres nuevo.

Las rubias quieren ser morenas y las morenas quieren ser rubias, las que tienen el pelo rizado quieren tener el pelo liso y las que lo tienen liso lo quieren rizado. Pieles es eso a gran escala, muy radicalizado, llevado al extremo, retratado de manera única y peculiar, y nos lleva a un clarísimo y aplastante qué-cojones-nos-pasa. Los que están bien quieren estar mal y los que están mal quieren estar bien, ¿Qué es bien y qué es mal? ¿Qué es normal? ¿Por qué no aceptamos lo que somos? O, ¿Por qué no dejamos de una vez a la gente ser lo que le dé la gana? Esta película me hace hacerme preguntas contradictorias que a veces me empujan a clarísimas confusiones sobre ciertas imágenes y a veces a clarísimas conclusiones: todo son construcciones sociales, las pieles cambian, las pieles se operan, se transforman, la apariencia física no es nada (¡click y tráiler!) Y es tan contundente, es tan brutal de qué manera se ve esto tan aplastantemente claro en estos personajes tan bien interpretados, que te desarman, que no hay nada más que añadir. Dice Casanova que lo que más le apasiona es el comportamiento humano, y al final no es más que eso de lo que habla la película. Ahí hay un mundo enorme e interesantísimo. Qué somos y cómo nos comportamos. Así de fácil y así de difícil.

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El personaje de Ana Polvorosa viene de su anterior corto Eat my shit

No pasa desapercibida la dirección de arte, los colores y sus significados, la fotografía, la atención minuciosa que pone a cada detalle del decorado. Pieles sin sus colores sería la mitad, y no está muy de moda currarse tanto esto. Tampoco hay que dejar de hablar de la banda sonora, encajando cada nota del bonito tema principal a la perfección con lo que está pasando. No os lo enlazo para que vayáis a verla, parece que ese piano esté compuesto exclusivamente para la película, aunque sea una antigua canción de los setenta, no sé si muy conocida.

Había quien decía al salir que es de ese tipo de película que amas u odias, pero creo que no es tan fácil odiarla, que es una película que no te deja indiferente y eso siempre siempre siempre es bueno. Despierta curiosidades. No es desagradable, no tiene imágenes que no quieras mirar, es algo totalmente rompedor y, como decía, con un mensaje bastante claro y potente. Es complicado describirla, y por eso estoy deseando que vayáis todos a verla el viernes para poder hablar de ella. Estoy deseando saber qué acogida tiene esto en España, porque sinceramente creo que podría petarlo o podrían tacharla de rara, pero tengo la absoluta seguridad de que no va a pasar desapercibida, y eso, de nuevo, es siempre siempre siempre bueno.

Hacer este tipo de película, tan diferente, tan que nadie en España quería financiarla, es un riesgo por no decir una puta locura, pero Edu parece tener las cosas muy claras, opina que si sus personajes se enfrentan a ciertos miedos, conflictos internos y preocupaciones, él también tenía que hacerlo. Parece no tener filtros cuando habla de la preocupación previa a la película: claro que tenía miedo de arriesgar, pero para mí el cine es una necesidad, necesitaba hacer esto y lo he hecho, no puedo hacer cine realista, mi única realidad es el cine, la realidad de aquí, de nuestro alrededor, es una basura llena de maravillas en las que inspirarse, de la que huimos cuando hacemos cine, filtramos la basura para que salga por nuestros ojos en forma de otra cosa, para construir la realidad verdadera.

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Presentación de Pieles en el Amsterdam Spanish Film Festival. Foto: Beatriz Casado.

Habrá quien opine que, producido por Álex de la Iglesia y Carolina Bang, las cosas son un poco menos difíciles, pero lo cierto -opino yo- es que levantar una película en España, seas quien seas, y lo he escuchado ya muchas veces de personas muy diferentes, es una odisea increíble que a veces sale, y a veces no. Un proceso bastante complejo que a veces tarda tres años y a veces diez, y, sea como sea, Edu tiene 26 años y presenta una película original, escrita con 23, objetivamente bien hecha, se sostiene -guste más o guste menos-, con mucha valentía, con un claro aquí estoy yo y este es mi cine, con personalidad propia, y, sobre todo, con muchas ganas y entusiasmo por su trabajo. Eso es vital. Y todo lo demás, de valorar. Podría haber hecho una peli más de actor-que-de-repente-siente-la-necesidad-de-dirigir, pero es que no, es que no está hecha por hacer, está cuidado hasta el último detalle, está hecha con poco dinero pero con mucho entusiasmo.

Por lo poco que hemos compartido con él en el festival, Edu va a mil por hora, tiene mil ideas por segundo y una imaginación desbordante, nervioso, inquieto, hablador, sonriente, entusiasmado, extrovertido, dice en un coloquio que es un poco obsesivo y que tiene más ansiolíticos que té en casa. Cero miedo a hablar en público, seguridad, en su salsa con absolutos desconocidos, sin filtros, libre. Se le adivina una sensibilidad muy particular, es observador y analítico, a pesar de ir a mil por hora. Todo esto me encaja con esa necesidad de hacer cine de la que habla, con esa determinación y pasión. Creo que, como tantos otros cineastas y artistas, si no hiciera cine tendría que hacer otra cosa, tendría que expresarse de otras maneras o explotar.

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Míralo qué feliz.

Me alegra mucho ver que surgen talentos jóvenes como él en nuestro país, me hace sentirme (más) orgullosa del cine español. Dice que la gente se siente más española fuera que dentro de España y no creo que sea mi caso, siempre he sido amante del cine español, y me enorgullezco de él y lo recomiendo allá donde voy, aunque también creo que no todo tiene que ser intelectualidad, que también tiene que haber lugar para la risa fácil y el cine de palomitas, que no tenemos que obligar a todo el mundo a pensar todo el rato, y el cine es cultura y es entretenimiento y no veo el problema, aunque eso es otro tema, y me lío, decía que ver cómo aparece gente tan talentosa y tan prometedora y tan joven como Edu Casanova sólo me hace alegrarme más y más. Sólo hay que escucharlo hablar en las entrevistas que está haciendo en esta semana de promos. Edu es un tipo inteligente y con una visión muy personal y valiente del mundo, no sé cuánto puede haber de personaje y cuánto de autenticidad, pero yo lo veo muy de verdad, me cae bien, me gusta lo que hace y por eso ojalá reviente las taquillas, ojalá la curiosidad de la gente por descubrir que Fidel es más que Fidel les haga pagar un poquito.

Este viernes 9 de junio se estrena Pieles en cines en España. Repito que no se parece a nada, viene de la Berlinale y debería mataros la curiosidad por descubrirla. Por favor, ID, sin prejuicios, de verdad, merece la pena, estamos ante un debut muy especial, el debut de una carrera que, larga o corta, mejor o peor, será, sin duda, única, peculiar, diferente. Hacedlo aunque sea por mí, que necesito alguien con quien comentar esto en la distancia.

¡SUERTE, EDU!

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