BERTO Y BUENAFUENTE SE CASAN

lm_75_6

Ahora que el clickbait se ha terminado de cargar el periodismo y si no puedes con el enemigo únete a él, ahora que tengo vuestra atención para hablar de cualquier cosa de vital importancia, os hablaré de Berto y Buenafuente, de su relación, de nuestra relación, de su vida, de la mía, de los inescrutables caminos que me llevan a escribir esto… de que no se casan, pero habría sido bonita contraprogramación para Risto y su ya esposa.

El viernes terminé de escucharme los podcasts de esta temporada de Nadie Sabe Nada, el programa de improvisación que tienen Berto y Buenafuente en La SER. Llevo meses, porque no había escuchado ni uno de esta temporada, y ha sido un placentero intensivo. Somos ya colegas. Para no expertos en la materia, tienen una urna de la que van cogiendo preguntas aleatorias, a cada cual más absurda, que ha ido enviando la gente, y sobre ellas van hablando de cualquier cosa e improvisando maravillosas gilipolleces. El último EGM decía que es uno de los programas más escuchados de la cadena.

Pero no he venido a hablar del programa, he venido a hablar de ellos. Como cómicos, como humoristas, como personajes televisivos, como personas que hacen reír, qué coño, como pareja. Porque, lo dicen ellos, después de diez años juntos, son ya casi un matrimonio. Nos falta un sketch de la boda, ¡Vivan los novios!

Por la mañana currando me escucho los podcasts, por las noches cenando me veo vídeos de Late Motiv, y no sé si lo mío es diagnosticable ya, pero llevo así unos meses y todavía no me he cansado. Empiezo a quererlos como si fueran amigos con los que me lo paso bien. Porque paso tanto tiempo con ellos que me da la sensación de que los conozco. Que si paso muchos días sin verlos o escucharlos, como que los echo de menos y me pregunto qué tal estarán. Y no sé si eso es que estoy como una puta cabra o que se me va a pegar algo. Ojalá lo segundo. Pero tengo mucho que decir, no vayas a dejar de leer aquí, te aviso cuando para que vayas al baño por si es muy largo.

Nadie Sabe Nada, como no tiene guión, hace que digan lo que les da la gana, como les da la gana y cuando les da la gana, y ahí es cuando de verdad se ve, o me creo yo que se ve, un poquito más de ellos y menos del personaje. Ahí la chicha, lo que queremos los admiradores sensibleros, que la verdad asome entre chiste y chiste. Tienen una complicidad que no la tiene ninguna otra pareja cómica en España -hace mucho que no veo a Dani y Flo pero creo que es otro rollo-. Andreu y Berto se miran y se entienden, parece que saben muy bien lo que va a decir el otro y por dónde va a tirar, pero al mismo tiempo todavía son capaces de sorprenderse el uno al otro y se ríen con los chistes del otro. Y eso no significa otra cosa que admiración y cariño. Y me parece muy único y muy valioso. Sobre todo en un mundo de postureo y de quedar bien en cámara, de cuidao no vayan a pensar que. Que igual les importa lo que piensen, pero no lo parece. Yo los escucho auténticos, cómodos, en su casa hablando y haciendo bromas con un buen amigo. Y eso no es muy común, aunque en la radio un poco más.

Berto hace un poco el papel del cuerdo (pongámonos cultos, un Sancho Panza de la vida, sin llamar gordo a nadie), recuerda que esto es un programa de radio mientras Andreu empieza a enseñar cosas como si estuviéramos en la tele. Andreu propone locuras (sigamos con el rollo cultureta, Don Quijote) y Berto a veces intenta poner límites. Pero también Berto es el aficionado a hacer chistes guarros mientras Andreu intenta pararle los pies. Se parecen mucho al mismo tiempo que son muy diferentes en otras cosas, se complementan. Si esto fuera una relación, si es que no lo es ya, parece que Berto es el coherente y frío, mientras Andreu el impulsivo y visceral. Hacen click.

Todo eso escucho, y me pregunto si son conscientes de esta transparencia o si yo estoy interpretando de gratis y en realidad todo es mentira y son unos farsantes profesionales y yo el perfecto ejemplo de que el truco funciona. Great.

Pero son amigos. Eso fijo que sí. Eso que no me lo quiten. Son amigos y eso los hace mejores cómicos juntos. Le escuché a Berto en el documental “En el culo del mundo” -sobre ese período en el que Buenafuente estuvo sin programa varios años- que Andreu es una persona que quiere mucho, con esas palabras. Que para él todo es uno, no separa trabajo de amistades de familia, todo va junto, su vida es todo junto. Y eso se escucha y se ve porque suben los niveles de exigencia en todo lo que hace: no hago cualquier programa y no trabajo con cualquiera, dejadme de chorradas, quiero pasármelo bien, no paso por nada que no implique muchas ganas e ilusión por algo que me apasione. Porque su trabajo no es un trozo de su vida, va todo junto. Y eso es un riesgo y un puto privilegio si te sale bien. También porque ya la trayectoria y la edad obviamente hacen, en cualquier gremio, que digas aquí estoy yo y a estas alturas paso de todo lo que no me interese. Oh yeah. Oh soul mama, que diría Berto.

Eso nos lleva a lo de amar lo que haces. Los dos viven de un oficio que no debe estar lejos de ser el mejor trabajo del mundo: hacer reír a la gente. Ay, la comedia. La comedia arregla muchas vidas, o muchos ratos, es algo tan básico, tan importante y tan bonito, que no creo que se pueda hacer tan bien si no tienes ganas o no tienes la gente adecuada alrededor. Si no, debe ser un coñazo. No es una labor social, muchas veces, dicen los cómicos, que es más egoísmo que otra cosa, que es más la sensación que te provoca a ti que la gente se lo pase bien contigo que el hecho de que la gente se lo pase bien. Y a mí me apasiona el humor y la comedia, por eso no me cansan, porque la rapidez mental que tienen sólo alimenta, y no engorda.

1372518888_728823_1372518955_noticia_normal

Hay quien dice también que Berto ya ha adelantado por la derecha a Buenafuente hace mucho, y puede que tenga más agilidad, pero me parece que cada uno tiene su fuerte y cada uno su perfil, que encajan y se complementan mucho mejor que compiten. La palabra competir no está ni encima de la mesa.

También decía Berto en el documental, aunque ya hace tres años, que no cree que interese la persona que hay detrás del cómico, que la gente sólo quiere reírse y lo demás le da igual, y no puedo estar más radicalmente en desacuerdo: (voz de polígrafo) eso-es-¡¡mentira!! Porque habría pagado por escucharlos hablar en serio en ese documental durante cuatro horas más. Los admiro muchísimo como cómicos pero también me interesa y mucho lo que hay detrás de los dos, estoy convencida de que son interesantes, que tienen vida interior, que se preguntan y reflexionan cosas. Quiero confirmar mis sospechas. Berto parece ser un tipo con curiosidad por muchas cosas muy diferentes, observador, inquieto, ordenado. Mientras Andreu parece mucho más sensible de lo que intenta aparentar el traje y la corbata por las noches, y un poquito más caótico. Pinta, escribe, fotografía, le da muchas vueltas a todo.

En el Nadie hablan de sus hijos, hablan de sus vidas, de sus mujeres, cuentan muchas anécdotas, reflexionan sobre cosas graciosas pero a veces con fondo serio, siempre entre chiste y chiste. Poco a poco, tras haberlos escuchado mucho mucho, termina sucediendo que se les escapa la verdad sincera por debajo de la broma. Y creo que lo saben. Y el oyente está tan dentro, durante tanto tiempo, que yo, pues eso, que ya tengo la sensación de que sean mis amigos. Porque sé mucho de ellos, aunque ellos no sepan nada de mí. Y eso me gusta mucho, aunque para ellos debe ser un poco rarito.

buenafuenteberto

Al final no todo es tan bonito como lo pintan, porque recordemos que son un poco como el Facebook, sólo nos cuentan lo que nos quieren contar, por mucho que yo crea conocerlos porque me guste observar y sacar conclusiones de pequeños detalles, sólo conozco lo bonito, lo que ellos quieren. Pero, a pesar de lo bonito, sé de Andreu que a veces le agobia la calle o que más de una vez niega una foto. Sé de Berto que a veces se complica negociar proyectos con él warning, eso no debería ser criticable sino un privilegio-, y seguramente tienen defectos que ocultan bien y que los hacen algo más insoportables de lo que pensamos. Humanos, vaya, una putada para los mitómanos. La gente con dinero, a saber.

Pero les gusta mucho mucho, les apasiona su trabajo. Se quieren, se admiran, se conocen dormidos y están muy cómodos. Y es que ahí no hay trampa posible, porque eso llega al que los ve y al que los escucha, y no hace otra cosa que convertir lo que hacen en entretenimiento de calidad y único y convertirlos también un poquito en mito. Parejas de cómicos que hacen historia de la tele, you know. Un Martes y 13 de este siglo. Espero que les quede mucho mucho juntos.

Más de dos folios y termino con la sensación de no haberlo explicado del todo bien. Creo que trabajar desde la verdad y encontrar el equilibrio para hacer ficción y comedia es un malabarismo complicado que parece que controlen sin darse cuenta y de manera natural. El admirador sólo puede desear comer con ellos, conocerlos, convertir la ilusión en realidad, confirmar lo que piensa de ellos, tener a alguien como ellos se tienen, o directamente trabajar con ellos.  Os mando mi CV en un momentito.

Pero, dejémonos de ñoñerías, lo mejor y lo más importante de todo esto es que me hacen mucha gracia. Me río mucho. Y si me gustan, independientemente de si algún día se casan o no, será siempre siempre por la risa.

No sé cuánto de verdad habrá en todo esto que he escrito, en todo esto que pienso de ellos, en todo esto que interpreto de gratis y en estos detalles que quiero observar, pero tenía que decirlo y dar las gracias por estos ratos de risas entre amigos (aka conmigo misma), porque me están acompañando en la aventura de vivir fuera de las fronteras nacionales. Sería muy feliz si hubiese acertado en un alto porcentaje, pero,  oye, que si por lo que fuese, todo absolutamente todo lo anterior es fucking mentira y me están engañando magistralmente, por favor, que no me lo cuenten.

1443685653_914904_1443685779_noticia_normal

 

Deja un comentario